Esta receta de magdalenas la encontré en el blog de Gastronomía&Cía, cuando andaba en la búsqueda de una receta de magdalenas algo innovadora (para mí). Hasta el momento, y cada vez que preparaba magdalenas, recurría a una receta de Arguiñano, que no me traía demasiadas complicaciones pero los resultados no iban más allá de ofrecer una magdalena con los ingredientes convencionales y un sabor tirando a neutro.
Por tanto, con esta receta vi abrirse el cielo de las magdalenas. Primero, porque llevan harina integral, una alternativa más saludable y con más fibra que la harina blanca común, y segundo, por la canela, ya que nunca había hecho magdalenas con aroma que no fuera a naranja o a limón.
En un bol grande batimos los huevos y a continuación añadimos el azúcar.
Agregamos la leche, la miel y el aceite y seguimos mezclando.
Ahora vamos añadiendo la harina integral tamizada y la canela, envolviéndola a la masa con cuidado para que no baje demasiado, hasta que quede bien integrada.
Antes de rellenar los moldes de papel, es conveniente dejar reposar la masa al menos 15 minutos. Pasado este tiempo ya podemos verter masa hasta la mitad de cada molde, tanto da si los ponéis encima de la placa de horno o los papelillos dentro de un molde de metal para magdalenas, si optáis por lo segundo van a crecer más, sin desparramarse tanto hacia los lados.
Cuando tengamos todos los moldes llenos de masa, podemos poner media nuez pelada encima para decorar, y espolvorear con un poco de azúcar, de esta forma al cocerse quedará una costra crujiente.
Horneamos a 180º, de 10 a 15 minutos.
Además es una receta que me gusta porque los ingredientes principales están presentes en unas proporciones que a mí me han funcionado muy bien, y una vez tenemos por mano la receta, permite ir añadiendo variaciones que son las que le dan un toque distinto, según el tipo de magdalena que nos apetezca. Por ejemplo, sustituyendo la canela por una cucharada de cacao en polvo o de café. O como ya he comentado, variando el tipo de fruto seco.
Por tanto, con esta receta vi abrirse el cielo de las magdalenas. Primero, porque llevan harina integral, una alternativa más saludable y con más fibra que la harina blanca común, y segundo, por la canela, ya que nunca había hecho magdalenas con aroma que no fuera a naranja o a limón.
Ingredientes
- 250 gr de harina integral
- 100 gr de miel
- 100 ml de leche
- 80 gr de azúcar (yo le puse azúcar moreno)
- 3 huevos XL
- 80 ml de aceite de girasol
- 1 sobre de levadura
- 1 cucharadita de canela
- Un puñado de nueces peladas para decorar
Elaboración
Primero toca precalentar el horno, calor arriba y abajo (o en "ventilador"), a 200º. En un bol grande batimos los huevos y a continuación añadimos el azúcar.
Agregamos la leche, la miel y el aceite y seguimos mezclando.
Ahora vamos añadiendo la harina integral tamizada y la canela, envolviéndola a la masa con cuidado para que no baje demasiado, hasta que quede bien integrada.
Antes de rellenar los moldes de papel, es conveniente dejar reposar la masa al menos 15 minutos. Pasado este tiempo ya podemos verter masa hasta la mitad de cada molde, tanto da si los ponéis encima de la placa de horno o los papelillos dentro de un molde de metal para magdalenas, si optáis por lo segundo van a crecer más, sin desparramarse tanto hacia los lados.
Cuando tengamos todos los moldes llenos de masa, podemos poner media nuez pelada encima para decorar, y espolvorear con un poco de azúcar, de esta forma al cocerse quedará una costra crujiente.
Horneamos a 180º, de 10 a 15 minutos.
Apuntes
Me quedo con esta receta por lo bien equilibrados que están los ingredientes. La masa sale suave y esponjosa, algo más oscurita por la harina integral, y con un sabor a canela que se nota pero sin llegar a que domine por encima de todo. Estas magdalenas, bien guardadas en una caja de lata o en una bolsa aguantan bien 4-5 días (que es el tiempo máximo que he podido comprobar) :-DAdemás es una receta que me gusta porque los ingredientes principales están presentes en unas proporciones que a mí me han funcionado muy bien, y una vez tenemos por mano la receta, permite ir añadiendo variaciones que son las que le dan un toque distinto, según el tipo de magdalena que nos apetezca. Por ejemplo, sustituyendo la canela por una cucharada de cacao en polvo o de café. O como ya he comentado, variando el tipo de fruto seco.
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